La flor de las emociones y la nueva normalidad

A raíz del encierro que hemos sufrido a causa de la crisis del Covid-19, muchos de nosotros hemos vuelto atrás a la hora de relacionarnos otra vez o de: distinguir, descifrar y comunicar lo que sentimos y por qué lo sentimos.

Vamos a explicar brevemente la teoría de Robert Pulchik y a basarnos en ella. Según dice el señor Pulchik, las emociones básicas son ocho. Estás se representan en una flor de ocho pétalos y cada emoción tiene una posición concreta, en pares antagónicos (contrarios unos de otros). Y así es como se representa en la rueda.

  • La alegría es la antagónica de la tristeza.
  • Del enfado, el miedo.
  • De la anticipación la sorpresa.
  • Del asco la confianza.

Según la misma teoría, las mezclas de dos emociones básicas hacen las emociones avanzadas.

Así tendríamos que la mezcla de:

  • Alegría + confianza = Amor
  • Confianza + miedo = Sumisión
  • Miedo + Sorpresa = Susto
  • Sorpresa + Tristeza = Decepción
  • Tristeza + asco = Remordimiento
  • Asco + Enfado = Desprecio
  • Enfado + Anticipación = Alevosía
  • Anticipación + Alegría = Optimismo

Al ser tan visual, esta flor basada en la teoría de Robert puede ayudarnos a identificar como nos sentimos y como trabajarlo en el caso que el sentimiento sea negativo.

Ahora que tenemos una base de cómo es la teoría y como se pueden fusionar las emociones entre sí para formar unas nuevas más complejas, podemos hacer actividades para fomentar la introspección o la unión y comprensión entre personas. Ya sea en la familia, compañeros de trabajo, grupos de amigos, etcétera.

Vamos a sugerir dos actividades. Una individual para fomentar el análisis de vuestras propias emociones y otra en grupo basada en reactivar relaciones más emocionales para así gestionar sentimientos o conflictos en un conjunto de personas.

La primera actividad es un autorretrato emocional. Hay cosas que no puedes cambiar, pero sí puedes cambiar cómo te afectan. Ese es el objetivo de este ejercicio. Necesitas solo un papel y un boli. Se trata de responderte a ti mismo estas preguntas.

  • ¿Qué ha pasado? Hay que intentar ser objetivo y ver la situación con perspectiva para que te pueda ayudar esta actividad.

  • ¿Qué emociones he sentido? Si tienes dudas con esta pregunta, te puede ayudar la flor de Pulchik.

  • ¿Qué he hecho al respecto? Que reacción has tenido para gestionar esos sentimientos, se trata de conocer tus primeros impulsos ante esa situación.

  • La próxima vez debería… Cuando sabemos qué ha pasado, qué has sentido y cómo has reaccionado ante eso, es la hora de plantearse como debería ser tu reacción la próxima vez que pueda surgir la situación.

  • Plan de acción Son las actividades diarias que puedo hacer para cambiar mi reacción ante esa situación en concreto.

Aunque si el conflicto no es personal sino que ha surgido en un grupo de gente o simplemente queréis afianzar unos lazos en ese grupo, podéis hacer esta otra actividad de gestión emocional. Os sentáis en circulo en una posición en la que todos os podáis mirar a los ojos. Normalmente, se proponen unas normas de conducta como por ejemplo:

  1. Hacer comentarios siempre constructivos. Primero decir cómo te hace sentir esa acción y luego la acción que te ha molestado.

  2. Respetar 100% el turno de habla de cada persona. No se puede interrumpir bajo ningún concepto a esa persona, para que todo el mundo se sienta escuchado.

Podéis añadir las “normas” que creáis convenientes para ese grupo. Cuando lo tenéis claro, es momento de empezar la actividad.

Cada uno, cuando se sienta preparado para hablar dirá, qué le preocupa en ese momento, qué le ilusiona, cómo se siente y una virtud y una crítica constructiva a la persona que él elija.

Esta actividad ayuda a afianzar relaciones, a conoceros más, a saber en la situación que están las personas que están en nuestro al rededor etcétera.

En definitiva son actividades individuales o colectivas que ayudarán a volver a fomentar las relaciones sociales con los demás y con nosotros mismos.

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