“UNA CLASE COMO LA DE MALLORCA GENERA NIVELES DE ENERGÍA ÚNICOS”

Falta menos de una semana para #YogaConBlume ( 3 de junio en el parc de la Mar de Palma de Mallorca ). APÚNTATE AQUÍ a la Masterclass de Veronica Blume

Veronica Blume (Waldshut-Tiengen, Alemania, 1977) forma parte del ramillete de modelos españolas que se comió el mundo en los años 90. Recientemente, la mejor hornada de maniquíes volvió a subirse a la pasarela para celebrar los 20 años de carrera del diseñador Juan Duyos. Blume compartió escena con Judit Mascó, Nieves Álvarez, Cristina Piaget y Laura Sánchez en la Fashion Week de Madrid.

Su retorno a la moda puede calificarse de anécdota. Un gesto hacia Duyos y un guiño a toda una época. Porque Veronica Blume cerró hace tiempo el ciclo de los focos y los tacones de vértigo. La llamada de Duyos para desfilar “me pareció fantástica. Pero es una etapa que ya pasó, ¡y está muy bien que sea así!”, exclama Blume en esta entrevista exclusiva a VENTAJON.

Me ilusiona compartir en Mallorca algo que ha mejorado mi vida de forma radical”

En la actualidad, su vida gira en torno al yoga, una especialidad que descubrió hace 14 años. Aquel hallazgo le cambió por completo y ahora está decidida a compartirlo. En Barcelona ha abierto The Garage, un centro donde ella misma imparte clases de esta disciplina física, mental y espiritual originaria de la India. El próximo mes de mayo, invitada por el Club VENTAJON, viajará a Mallorca para impartir la sesión con más participantes celebrada en la isla.

“Mi primer contacto con el yoga se produjo durante el embarazo. Vivíamos en Ibiza y me pareció una manera bonita de prepararme para algo nuevo”, explica. Veronica abrió un paréntesis en su carrera profesional cuando se encontraba en el momento cumbre, con 26 años de edad. Aquel gesto de valentía le marcó para siempre.

Preguntada por los beneficios que le reporta el yoga, recita la fórmula de un tirón. “Equilibrio, tranquilidad, conexión, una relación más armoniosa conmigo misma y con los demás, más presencia, flexibilidad, fuerza, compromiso… En realidad, la lista es interminable”.

Al parecer, su práctica se siente por dentro y se percibe desde fuera. No hace mucho, Blume admitía que “un hombre que hace yoga es una de las cosas más sexis”. El interrogante es inevitable. ¿Por qué? “En general, me parece muy bonito cuando un hombre muestra su sensibilidad y se detiene a sentir y a profundizar”.

Antes de ser modelo practicaría yoga»

Muchas personas se resisten a colocarse sobre una esterilla intimidadas por las poses de acróbata. A esas personas reticentes les anima: “¡Probadlo! Hay mucho mito sobre el yoga. Muchos piensan que hay que ser flexible, fuerte, paciente, muy espiritual y vegetariano, por ejemplo. Todo eso son posibles resultados de un ejercicio regular, no requisitos. Intentarlo es la mejor manera de dejar caer el mito y sentir que, en realidad, es una herramienta ancestral, pero muy aplicable a la vida moderna y actual”.

Interrogada sobre los lugares más extraños donde ha ejercitado ‘asanas’, Blume recuerda pasillos de hoteles y terrazas pequeñas. “Lo único que necesitas es tiempo y ganas, lo demás siempre se puede adaptar”, anima.

De las diferentes modalidades que existen, empezó practicando kundalini yoga, “que es muy energético y en ese momento de mi vida era justamente lo que necesitaba”, aclara. Ahora se inclina por el vinyasa. “Me aporta tranquilidad, creatividad, libertad y confianza”.

Blume prepara un taller al aire libre el próximo sábado en el Parc de la Mar de Palma. Para ella supone “un regalo maravilloso. Me produce mucha ilusión la oportunidad de compartir lo que me apasiona y ha mejorado mi vida de una forma radical. Un evento tan grande genera un nivel de energía único, y esos momentos se quedan grabados como magia”. La elección de Mallorca, y quizá Canarias en un futuro, no es gratuita. Blume tiene cierta querencia por ambos archipiélagos. “Me gustan las islas, el mar, el sol. Un día volveré a vivir en una isla”, dice.

Hasta que eso ocurra, sigue centrada en ‘The garage’, y en profundizar en una disciplina diametralmente opuesta a las pasarelas. Una transformación que, en su opinión, “ha sido un paso natural y coherente”. “Vengo de un mundo que valora ante todo el aspecto exterior. Se contempla el cuerpo de una manera puramente estética. El yoga enseña todo lo contrario: el cuerpo se vive y se contempla desde dentro, y se expresa hacia afuera. A nivel de la relación con los demás, el yoga ha desmontado la barrera que construye la imagen del mundo de la moda”, sentencia.

Recorrer este camino no ha resultado sencillo. Con sólo 16 años ganó el concurso Supermodel of the World -organizado por la revista Elle- en 1993. Al proclamarse vencedora, Verónica salió de su anonimato y de la noche a la mañana se vio en Nueva York, con tres millones de pesetas en joyas, un coche y un contrato con la agencia Ford por un valor superior a treinta millones.

Un giro vital tan brusco no se encaja fácil. “Sinceramente, entre la confusión que lleva una niña a esa edad por naturaleza y todo lo que aquello cambió mi vida… Ahora, con perspectiva, entiendo que he aprendido muchísimo acerca de quién era y en quién me convertiría”, admite.

Entonces, ¿aconsejarías a una chica adolescente emprender la carrera de modelo? Veronica Blume medita un instante y dispara: “Antes le recomendaría que practicara yoga, mucho yoga. Y si todavía tiene ganas, ¡que persiga su sueño con consciencia!”

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