EL BOCATA MÁS RICO DE ESPAÑA SABE A MAR

Raquel García reinventa el clásico bocadillo de calamares y vence a los cocineros más reputados

Raquel García García (San Pedro de Alcántara, Málaga, 1996) aún no ha concluido sus estudios
de Cocina pero ya ha confeccionado el mejor bocadillo de España. Este año Raquel derrotó con su emparedado
de calamares a los restauradores más prestigiosos del país reunidos en Madrid Fusión.

“Estaba asustada. Rodeada de los chefs más famosos. Algunos manejaban pipetas. Otros se habían traído barbacoas”, rememora. “Yo me presenté allí solo con el consejo de mi madre: ‘Haz algo fácil y nada complicado’”, recapitula esta estudiante de segundo año en la Escuela de Hostelería de Benahavis (Málaga).

La idea de participar en el foro culinario más importante de España surgió por casualidad. Un buen día, mientras vagaba por internet con sus compañeras de clase, se fijaron en el anuncio del concurso de Bocadillos de Autor Madrid Fusión. “¿Nos apuntamos?”, dijeron al unísono. Solo Raquel dio el paso. Se inscribió a toda prisa. Al llegar a casa, consultó a su madre, quien le aconsejó apostar por la sencillez.

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Como el certamen se celebraba en Madrid, optó por una versión del castizo bocadillo de calamares. En un solo mordisco combinó dulce, salado, picante y acento a mar. Sobre una base de pan ligero montó una hoja de lechuga lollo rosso; un trampantojo de tinta de calamar (alioli de ajo negro y azafrán); calamares triturados y marcados a la plancha con forma de hamburguesa; tomate marinado en soja, miel y tomillo; y ensalada de algas.

Y ganó

Raquel García conquistó el paladar de un jurado compuesto por Elena Arzak (restaurante Arzak, tres estrellas Michelin) y Javier Estévez (La Tasquería, chef revelación de Madrid Fusión 2016). Después de imponerse a otros cinco cocineros ‘top’ flotaba en “una mezcla de nervios y emociones”. Y eso que no es el primer trofeo que conquista. Su currículum contiene el primer premio de escuelas de hostelería de Andalucía, y sendos segundos en los certámenes Málaga-Crea y MarbellaCrea.

En el pódium Raquel estaba escoltada por otras dos hamburguesas: la de panceta con cebolla desflemada de Rodrigo Gallego (bar Cos de Santander) y la de farinato -chorizo típico de Salamanca- y plátano canario del tinerfeño Eduardo Pelayo.

En el triunfo de la malagueña participaron de manera activa sus progenitores. “Mi padre es carpintero y me cortó la tabla sobre la que emplaté el bocado. Mi madre la pintó. A la decoración añadí unas piedras que recogí en la playa San Pedro de Alcántara”, detalla.

A Raquel le espera un futuro prometedor en el mundo extenuante de la cocina. Horarios inabarcables. Fines de semana hipotecados. Tensión. Esfuerzo físico. Pero ha sido una elección meditada. Aparcó los estudios de Pedagogía por los fogones y la apuesta le ha salido redonda. Como su hamburguesa ganadora.

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